El Parque Nacional de la Montaña de Cuadonga fue el primer Parque Nacional creado en el estado; el rey Alfonso XIII lo declaró como tal en 1918 a petición de D. Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa. Ocupa una superficie de 16925 Ha y comprende la mayor parte del macico occidental de los Picos de Europa además de una parte del valle leonés de Valdeón, hasta el río Cares. En él se encuentran los lagos Enol y La Ercina, y cabe ser destacado algún bosque de hayas, como el de Pome. En general, toda la zona de Picos de Europa constituye un área de gran valor ecológico cuya proyección se considera necesaria, ampliando la consideración de espacio protegido a toda la zona de la sierra de Beza y el valle del Dobra hasta la garganta del Sella, como prolongación hacia el oesta y hasta los límites con Cantabria hacia el este. Posteriormente, en 1995, el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga fue ampliado y pasó a llamarse «Parque Nacional de los Picos de Europa». Aparte de gozar del grado de protección de Parque Nacional, los Picos de Europa también han sido propuestos como Lugar de Interés Comunitario (LIC) (habiéndose promovido ya a Zonas Especiales de Conservación (ZEC) los de las vertientes asturiana y leonesa), y declarados Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Reserva de la Biosfera (2003).

Como curiosidad extra, éste es prácticamente el único Parque Nacional español que presenta poblamiento interior con unas 20 poblaciones en total (6 en Asturias, 2 en Cantabria y 12 en León), con 1.157 habitantes (Padrón del 2013) que se encuentran en el interior de este Parque Nacional. Dichos habitantes, como es lógico, han venido desarrollando y siguen haciéndolo en la actualidad, un uso del territorio que ha modelado en buena medida sus paisajes, por lo menos en las zonas menos abruptas del Parque, particularmente mediante su actividad ganadera y de explotación, en pequeña escala y sobre todo para la obtención de leñas, de sus masas forestales. Buena parte de las actividades de gestión que se desarrollan en el Parque Nacional han de tener en cuenta a estos habitantes y la necesidad de dotación de servicios básicos que los mismos precisan (con independencia de cuál sea la Administración que ha de proporcionárselos), así como la imprescindible continuidad de las actividades tradicionales que por los mismos han venido haciéndose en este territorio, que se vería sometido a una profunda transformación si las mismas cesaran o disminuyeran notablemente. Picos de Europa es un Parque humanizado en buena parte de su extensión y, como tal, ha de continuar en base a las actividades tradicionales y sostenibles que en el mismo han tenido su asiento.