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4 tradiciones del otoño asturiano

Con la llegada del otoño a Asturies llegan también muchas tradiciones de esta época donde las hojas caen y la luz del verano deja paso a la oscuridad del otoño y del invierno. Para que las conozcas bien, hoy te traemos cuatro tradiciones del otoño asturiano.

L’amagüestu

L’amagüestu es una celebración asturiana en la que se comen castañas asadas, acompañadas de sidra dulce, haciéndose generalmente en el mes de noviembre y con gran tradición en todos los territorios asturianos. Esta celebración es antiquísima. No conocemos un origen claro de ella, pero sí que procede de las tradiciones y fiestas celtas, dentro de las fiestas agrarias, típicas en los tiempos prehistóricos y protohistóricos. Según las viejas creencias, la castaña era el símbolo de la ánima de los difuntos. Cada castaña que se comía liberaba una ánima del purgatorio. En otros muchos lugares se celebra el día 1 de noviembre, al mismo tiempo que la fiesta celta Samhain, en la que se rinde culto al fuego y a su efecto purificador sobre algunos malos espíritus.

Nueche d’ánimes

Los celtas interpretaban el fin del buen tiempo y de la fertilidad de la tierra como el fin del año celta, y pensaban que en la última noche del año, es decir, cuando el año moría, los muertos se levantaban de sus tumbas caminando por los poblados. De aquí surgen leyendas muy conocidas como la de la Santa Compaña en Galicia o la Güestia en Asturies, que iba por las montañas y los pueblos gritando: “¡Andad de día que la noche es mía!”. Estas almas en pena que servían de guía a los muertos más recientes, no suponían un peligro para los vivos, pero si estos les localizaban y les tocaban, iban a sufrir el propio destino. Las tradiciones relacionadas con estas leyendas hoy en día son cada vez más frecuentes.

La mayanza

El otoño es, habitualmente, el tiempo de hacer sidra, en el que se recogen y se mayan las manzanas. Se trata de una costumbre muy representativa de Asturies. Mayar bien es fundamental para hacer buena sidra. En la forma tradicional, casi en extinción, se echan las manzanas en un “duernu” (una especie de escudilla donde se mayan las manzanas). Mayar una manzana no es una tarea fácil y, antiguamente, solía hacerse entre varias personas, con brazos fuertes y manejables para ello. Su trabajo consistía en machacar las manzanas con mucha fuerza, rapidez y en sincronía con el resto de gente para evitar que la manzana escapara por los lados. En cambio, hoy en día se usa una máquina llamada «mayadora».

Nabos y calabazas agurejeados

Relacionado con la nueche d’ánimes, en el Día de los Difuntos (el 1 de noviembre) en algunos pueblos de Asturies se ponían nabos vacíos colocados en el cruce de caminos con una velita. Esta velita la encontraba después el molinero que la cogía para ir a trabajar. En otros pueblos, se utilizaba este mismo método para ahuyentar a los espíritus que salían de sus tumbas todos los años durante este día. No hacerlo así podía maldecir para todo el año a la familia. Aparte de nabos, solían ponerse también calabazas, usándolas de la misma manera, lo que ha derivado en la conocida “Lámpara de Jack” que tanto se usa hoy en día por esas fechas. En otras ocasiones, estos alimentos se daban como “ofrecimiento” a los difuntos, colocándolos a la puerta de las casas.

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