Castropol se asoma elegante a la ría del Eo, frontera natural con Galicia y paraíso para los amantes del mar y la tranquilidad. Su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, combina calles empedradas, casas blancas y palacetes con vistas espectaculares. Tierra marinera y agrícola, destaca por su tradición ostrícola y su gastronomía ligada al mar Cantábrico. Castropol invita a descubrir su patrimonio, su paisaje y la calma atlántica que impregna cada rincón de este rincón privilegiado del occidente asturiano.

As Figueiras

El pueblo está formado por calles estrechas y empinadas que bajan hacia el puerto, salpicadas de casas blancas con balcones y galerías acristaladas. Entre su arquitectura más llamativa está el Palacete Peñalba, una joya modernista de principios del siglo XX que parece más propia de una ciudad que de una pequeña localidad marinera; fue obra del arquitecto Ángel Arbex, discípulo de Gaudí, y hoy funciona como hotel. También destacan el antiguo Pósito de Pescadores, la Torre del Reloj junto a la Casa de Cultura, y varias fuentes y lavaderos que recuerdan la vida cotidiana de antaño.

Esta serena y privilegiada localidad de Castropol cuenta con una amplia tradición pesquera y conservera, debilitada en favor de la industria más destacada de la actualidad, la construcción naval, cuyas primeras referencias en este enclave se remontan al siglo XVII. Sus empinadas calles sirven de transición entre las casas marineras, en la parte baja de la localidad, y las más pudientes, en la atalaya.

As Figueiras y su puerto en la noche

Playa de Penarronda

Se encuentra entre los concejos de Castropol y Tapia , muy cerca de As Figueiras y de la desembocadura de la ría del Eo, y está declarada Monumento Natural por su valor paisajístico y ecológico. Penarronda es un arenal grande, de unos 600 metros de longitud, con arena fina y clara. Está abierto al mar y, aunque suele ser bastante tranquila para el baño en días sin oleaje, también es apreciada por surfistas, sobre todo en otoño y primavera, cuando las olas son más regulares.

En verano, atrae a familias y grupos de amigos que buscan un entorno natural sin urbanización excesiva, pero con los servicios básicos: parking, duchas, socorristas y un chiringuito. Dividida por el arroyo de mismo nombre, Penarronda es única: cuenta entre su flora con Malcomia littorea, es decir, alhelí de mar, una especie en peligro de extinción, que no está presente en ningún otro lugar de Asturias.

Cascada del Cioyo

Situada en el río Porcía, esta cascada ofrece un entorno selvático y una belleza que parece sacada de un cuento. La ruta es lineal, con una distancia total de aproximadamente 2 kilómetros (ida y vuelta) y un desnivel de unos 160 metros. La dificultad es media debido a algunos tramos empinados y resbaladizos, especialmente en la bajada hacia el río. Se recomienda llevar calzado adecuado y, si es posible, bastón de trekking para mayor seguridad.

Para llegar a la cascada, se parte de Castropol tomando la N-640 en dirección a Vegadeo. Al llegar a Vegadeo, se continúa por la AS-22 hacia Boal. En el pueblo de Samagán, se gira a la derecha por la CP-4 en dirección a los pueblos de Añides y Penzol. Tras pasar Penzol, se llega a un cruce en el Campo del Couselo; se sigue recto y, pocos metros después, se encuentran unas antiguas escuelas donde se puede dejar el coche. Desde allí, se retrocede unos 4 o 5 metros andando hasta encontrar el sendero que lleva a la cascada.

El sendero atraviesa un frondoso bosque autóctono, donde se pueden observar especies como robles, castaños y abedules. A medida que se desciende, el sonido del agua se va intensificando hasta llegar al río Porcía, cuyas aguas cristalinas y el entorno de musgo crean una atmósfera mágica.