Festival de la avellana de L’Infiestu (Piloña)

Todos los años, el primer fin de semana de octubre L’Infiestu ofrece una cita cultural y divertida de gran tradición que cuenta con un programa de actividades festivas vinculadas al mercado tradicional, exposición de artesanía y productos agroalimentarios, exposición de aves, exposición de artesanía de la madera, campeonatos de bolos, etc. Un homenaje a un gruto que en Piloña cada vez cobra más importancia y con una calidad suprema.

Nueche d’ánimes

Los celtas interpretaban el fin del buen tiempo y de la fertilidad de la tierra como el fin del año celta, y pensaban que la última noche del año, cuando el año moría, los muertos se levantaban de sus tumbas caminando por los poblados. De aquí salen leyendas muy conocidas como la de la santa compaña en Galiza o la güestia en Asturias que iba por los bosques y los pueblos gritando “Andai de día que la nueche ye mía”. Estas almas en pena que servían de guía a los muertos más recientes, no suponían un peligro para los vivos, pero si éstos les encontraban y les tocaban sufrirían el mismo destino. Las tradiciones relacionadas con estas leyendas a día de hoy son cada vez más frecuentes.

Mayar mazanes

El otoño es habitualmente el tiempo de hacer sidra, en el que recogemos y mayamos las manzanas. Se trata de una costumbre muy representativa de Asturies y que está claro que llevarla a cabo correctamente es fundamental para una buena sidra. La forma tradicional, casi en extinción, en el que se echan las manzanas en un “duernu” (una especie de cuenco donde se mayan las manzanas). Mayar una manzana no es una tarea fácil, y antiguamente solía hacerse entre varios, y por gente con brazos fuertes y muy preparados para ello. Su trabajo consistía en golpear las manzanas con mucha fuerza, rapidez y en sincronía con el resto de gente para impedir que la manzana escape por los lados. Sin embargo, hoy en día se usa una máquina llamada «mayadora».

Amagüestu

El amagüestu normalmente está asociado al consumo de la castaña, ese alimento básico de nuestra cultura tradicional que en otoño empiezan a adornar el paisaje asturiano. Lo celebramos sentados en un prado con amigos y familia en un ambiente agradable, colocando las catañas al fuego, removiéndolos con un palo para que reciban totalmente el calor. Al terminar disfrutamos de su sabor remojando el gaznate con un vasín de sidra dulca, esa que tanto les gusta a los niños, igual que jugar en el prado al aire libre, en mitad de algún bosque recibiendo los últimos ratos de sol del año.