Nava es un concejo del centro-oriente asturiano que forma parte de la conocida Comarca de la Sidra, una zona donde la tradición, la historia y el paisaje se dan la mano para ofrecer al visitante una experiencia única. Aunque es un destino relativamente tranquilo, Nava tiene mucho que ofrecer: desde su patrimonio etnográfico y natural hasta su implicación en la producción y difusión de uno de los productos más emblemáticos de Asturias, la sidra. Sus calles, sus aldeas y sus montañas invitan a descubrir una Asturias más pausada, más auténtica, donde cada rincón cuenta una historia.
En este artículo te mostramos cuatro lugares imprescindibles que no te puedes perder si visitas Nava: el Museo de la Sidra, el Palacio de la Ferrería, las Foces del río Pendón y el encantador pueblo de Ceceda.
Museo de la Sidra
Ubicado en pleno casco urbano, el Museo de la Sidra es el mejor punto de partida para conocer la esencia de Nava y de toda la Comarca de la Sidra. Este museo ofrece un recorrido interactivo por la historia, el proceso de elaboración y las costumbres asociadas a la sidra asturiana. Desde la recogida de la manzana en las pomaradas hasta el escanciado en la mesa, cada etapa está cuidadosamente explicada y ambientada.
El museo se encuentra en un edificio moderno y atractivo, y su visita es apta tanto para adultos como para niños, gracias a sus recursos visuales y didácticos. Además, es habitual que se organicen catas, talleres y demostraciones de escanciado, lo que convierte la visita en una experiencia sensorial y cultural completa.

Palacio de la Ferrería: historia entre piedra y naturaleza
A escasos kilómetros del centro de Nava, en la parroquia de Fuensanta, se levanta el Palacio de la Ferrería, uno de los mejores ejemplos de arquitectura señorial de la zona. Declarado Bien de Interés Cultural, este conjunto palaciego cuenta con una torre medieval de base cuadrada y un edificio principal remodelado en el siglo XVIII, que conserva elementos barrocos y detalles tradicionales asturianos.
El entorno que lo rodea es igualmente destacable: bosques, caminos y el propio manantial de Fuensanta —conocido por dar nombre a una popular marca de agua mineral— hacen del palacio un lugar ideal para pasear y conectar con la historia local. Aunque el acceso al interior del palacio puede estar restringido, su vista desde el exterior ya merece la pena, especialmente para los amantes del patrimonio y la fotografía.

Foces del río Pendón
Si lo tuyo es el senderismo y el contacto directo con la naturaleza, las Foces del río Pendón te conquistarán. Esta ruta circular de dificultad baja-media parte de las cercanías de Fuensanta y se adentra en un paisaje espectacular de desfiladeros, bosques frondosos, cascadas y formaciones rocosas. El sendero discurre a lo largo del cauce del río, cruzando varios puentes y zonas de umbría que conservan una frescura encantadora incluso en verano.
La ruta tiene una longitud aproximada de 10 km, se tarda alrededor de 4 horas en hacer y ofrece varios puntos panorámicos donde detenerse a disfrutar del entorno. Es muy valorada por su riqueza paisajística y biodiversidad, así como por su valor educativo para quienes quieran aprender sobre los ecosistemas de montaña asturianos.

Ceceda
Ceceda es uno de los pueblos más pintorescos de Nava y, sin duda, una parada obligatoria. Asentado sobre una pequeña colina y con vistas al valle del Piloña, este núcleo rural destaca por su arquitectura tradicional, con casas de piedra, hórreos bien conservados y calles empedradas que parecen detenidas en el tiempo.
La Capilla de Santa Lucía, de origen barroco y construida en el siglo XVII, es uno de sus monumentos más destacados, aunque su verdadero encanto reside en el conjunto, en esa armonía rural que transmite paz y autenticidad. Pasear por Ceceda es asomarse a la vida tradicional asturiana, y muchos visitantes aprovechan la ocasión para hacer una parada gastronómica en alguno de sus restaurantes o casas de comidas.

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