Asturies es un paraíso natural para deleitar la vista en cualquier momento del día, en cualquier rincón de nuestra tierra, con un atardecer. Cuando el sol tiñe el cielo de mil colores intensos, en el horizonte se crea un ambiente mágico y romántico inigualable. El escenario natural tanto en paisajes costeros como en montañosos invita a locales y visitantes a disfrutar de unas vistas apasionantes.

Aunque cada rincón de Asturies es ideal para pasar estos instantes de magia, ofrecemos tres lugares para vivir esta experiencia de distintas formas.

Cabu Peñes, el sol del norte

El Cabu Peñes, imponente ante el mar Cantábrico, es el punto más septentrional de Asturies. Esto lo convierte en un lugar ligeramente aislado, natural y que da la sensación de ser infinito. Ofrece una vista al horizonte única, permitiendo disfrutar desde sus verdes prados un lienzo luminoso que se llena de colores cuando el sol se pierde bajo el mar. De esta forma, podremos disfruta de un atardecer costero inmejorable.

El Pico Filso, el mar en la montaña

En el Alto da Garganta, Vilanova d’Ozcos, podemos ser testigos de un paisaje asombroso. En el Pico Filso, a casi 1200 metros de altitud, se puede alcanzar a ver el mar desde lo alto del monte, otorgando una sensación de libertad ante el atardecer. Sin embargo, lo mejor llega cuando las nubes llenan el valle y forman un mar en el que se hunde la puesta de sol. Esto lo convierte en uno de los rincones más mágicos de Asturies.

Xixón, luces de ciudad

Para una experiencia más urbana, aunque todas las ciudades son bonitas bajo la puesta de sol, los atardeceres desde la playa de San Lorenzo ofrecen una visión icónica de la ciudad. El reflejo de colores contrastando con el mar, el tono anaranjado que adopta el barrio de Cimavilla con el Elogio del Horizonte como líder… Sin duda, un momento precioso con el que cerrar una gran tarde por el paseo marítimo gijonés.