En el silencioso concejo de Teberga, en plena montaña asturiana, se esconde uno de los secretos más insólitos del patrimonio asturiana: dos momias naturales que yacen, inmóviles y observadas a través del cristal, en el interior de una colegiata románica. Se trata de los cuerpos de Lope de Miranda y Ponce de León y su hijo, Pedro Analso de Miranda, figuras de la nobleza del siglo XVII que el tiempo ha convertido en espectros inmortales del pasado.

¿Quiénes son las momias de Teberga?

La historia comienza con Lope de Miranda, I Marqués de Valdecarzana, fallecido en 1688. Le acompaña su hijo Pedro Analso, abad y posteriormente obispo, fallecido en 1731. Ambos pertenecían a una poderosa familia de la aristocracia asturiana, los Miranda, cuya influencia abarcó la política, la Iglesia y la vida local durante generaciones. Aunque sus méritos fueron notables, las crónicas populares les recuerdan más por su severidad que por su virtud. Tal fue su fama que, tras su muerte, comenzaron a circular leyendas sobre su temperamento despótico y las consecuencias que ello habría traído más allá de la tumba. Como toda reliquia con un aura macabra, las momias no han escapado a la mitología popular. Se dice que su momificación es un castigo divino por su crueldad en vida. En sus bocas abiertas, que parecen implorar perdón, los visitantes ven el eco de una penitencia no cumplida.

¿Y dónde están?

El lugar donde reposan es igualmente impresionante. La Colegiata de San Pedro de Teberga es un templo del siglo XI con raíces prerrománicas y románicas. En su interior se respira historia: naves sobrias, capiteles con bestias talladas, y un impresionante Cristo románico policromado del siglo XIII. Un marco ideal para alimentar leyendas. Las momias, inicialmente situadas en la cripta, fueron trasladadas en el siglo XX a un pequeño museo interior, visible desde un pasillo elevado con barandilla de hierro. Actualmente, se exhiben en ataúdes de madera con tapa de cristal, en un ambiente respetuoso y controlado.

La colegiata y el museo pueden visitarse por un precio simbólico (alrededor de 2 €), habitualmente los fines de semana y festivos. Las visitas guiadas ofrecen contexto sobre el arte del templo, la historia de los Miranda y el proceso de conservación de los cuerpos. Se recomienda comprobar los horarios actualizados en la oficina de turismo de Teverga o mediante su web oficial, ya que pueden variar según la temporada.