¿Sabías que la historia del himno de Asturias empezó, aunque parezca mentira, en Cuba? Allí se encontraba a Ignacio Piñeiro, un cubano hijo de un inmigrante asturiano que se quedó destrozado cuando su padre decidió volver a Asturias. Ignacio vio tanta pasión de su padre por su tierra que decidió componer una letra dedicada a Asturias, aunque no se trataba aún de la letra que conocemos hoy en día:

Alma sensible, todo es amor.
Es la mujer asturiana,
con su cáliz de dulzura,
de la grandiosa natura,
la hizo dueña de amor,
con la ternura, con la virtud de diosa.
Asturias patria querida,
a ti consagro mi vida.

En 1929, Ignacio decidió por fin conocer la tierra que tanto amaba su familia, pero se encontró con que su padre ya había fallecido. Esto hizo que cambiara la letra por algo más melancólico y nostálgico, pensando en las ganas que tenía de volver a verle. Quizás por eso aquello de “quién estuviera en Asturias en todas las ocasiones”. 

¡Pero ahí no se queda la cosa! Resulta que además de cubano, el himno también tiene un origen polaco. La letra de Piñeiro gustó mucho en Asturias, pero aquella melodía tan cubana y tan salsera a principio del siglo XX le pareció demasiado “moderna” a la gente de la época. Años después, aquella letra llegó a manos de un grupo de mineros polacos, ya que en ese momento fueron varios los que se establecieron en el caudal a ejercer la minería. Enamorados de nuestra tierra y asombrados con aquella letra, acabaron haciendo su propia versión, con una melodía más parecida a la que conocemos. Llegaron a hacerlo popular aquí y hasta en Polonia. Tanto fue así, que cuando el Papa Juan Pablo II visitó Asturias y sintió himno per primer vez, dijo que-y recordaba a un cantar que tenía sentía de niño en Polonia. Sin embargo no son pocos los que opinan que en realidad este origen no es tan cierto, ya que esta canción se recoge en Polonia como “Canción patriótica de Asturias, provincia de España, famosa por sus luchas por la libertad”.

Es interesante mencionar también que durante la revolución de octubre de  1934 hubo otra versión que se hizo muy popular, con la misma melodía que conocemos pero con una letra distinta:

Asturias, tierra bravía,

Asturias, de luchadores;

no hay otra como mi Asturias

para las revoluciones.

Tengo que bajar a Oviedo

empuñando mi fusil

y morirme disparando

contra la Guardia civil;

contra la guardia civil

y los cobardes de Asalto;

tengo que bajar a Oviedo

y morirme disparando.

Finalmente, el himno que conocemos actualmente se asentó como tal en los años 50 con la letra que conocemos todos hoy en día, a partir que fue usada año tras año en el descenso del Seya. Desde entonces, fue cobrando popularidad ente todos nosotros.