Las playas del occidente de Asturias no son, quizás, tan conocidas como las playas del resto del territorio. Sin embargo, no tienen nada que envidiar a la demás y es por eso que hoy queremos recomendaros tres playas del occidente de Asturias en las que disfrutar del sol este verano y a las que incluso puedes ir y disfrutar con una autocaravana.

Playa de Barayo

La Playa de Barayo se encuentra entre los concejos de Navia y Valdés. Forma parte de la Reserva Natural Parcial de Barayo, un espacio protegido que incluye dunas, marismas y el estuario del río Barayo, considerado de gran valor ecológico y paisajístico. La playa tiene unos 670 metros de longitud, con arena oscura y fina. Su oleaje es moderado, lo que permite actividades como el surf o el windsurf, aunque no cuenta con instalaciones turísticas ni bares, por lo que mantiene un carácter casi virgen.

No se puede acceder en coche hasta la playa; hay que caminar desde los aparcamientos cercanos, uno en la zona de Sabugo (Outur) y otro en Vigo (Veiga). Los caminos, de unos 800 metros, atraviesan el entorno protegido antes de llegar a la arena. No dispone de servicios como duchas o aseos, salvo vigilancia estival. Tampoco es accesible para personas con movilidad reducida, y en temporada alta no se permite el acceso con perros.

En cuanto a la fauna, es frecuente ver aves limícolas, garzas, nutrias, y en ocasiones incluso corzos o jabalíes. La flora dunar y de ribera está muy bien conservada y protegida. Por su estado natural y su entorno casi intacto, la Playa de Barayo ha sido reconocida en varios rankings como una de las mejores playas de España.

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Playa de Frexulfe

La Playa de Frexulfe se extiende en el concejo de Navia, muy cerca de Veiga.. Al llegar, uno se encuentra con un arenal de casi 800 metros de largo, amplio y abierto al bravo mar Cantábrico. La arena es oscura, algo gruesa, y el oleaje, generalmente fuerte, convierte este lugar en un referente para surfistas de muchos lugares diferentes. Frexulfe está enmarcada por un entorno natural de alto valor ecológico, declarado Monumento Natural en 2002. Sus dunas, el estuario del río Frejulfe y los pequeños acantilados que la protegen conforman un espacio de gran riqueza medioambiental. Allí crecen plantas adaptadas a la sal y al viento, como la Euphorbia peplis o la Otanthus maritimus, y anidan aves como el ostrero o el cormorán moñudo. Incluso la nutria ha sido vista en las aguas del estuario.

A diferencia de playas más salvajes como Barayo, Frexulfe cuenta con bastantes servicios: aseos, duchas, servicio de socorrismo en verano y un chiringuito con terraza donde reponer fuerzas. También tiene pasarelas y rampas que facilitan el acceso, aunque su pendiente natural hace que no sea totalmente cómoda para personas con movilidad reducida. El aparcamiento es amplio y se accede fácilmente en coche. El baño en esta playa está permitido sobre todo en la zona oriental, donde desemboca el río, porque el resto del arenal tiene corrientes peligrosas. Sin embargo, las olas son precisamente lo que atrae a muchos surfistas y bodyboarders que disfrutan de su fuerza.

En los días de verano, Frexulfe se llena de familias que aprovechan la zona del río para que los niños jueguen con seguridad, mientras los adultos disfrutan del paisaje y del sonido poderoso del Cantábrico. Pese a su popularidad, el entorno sigue bien conservado, y su protección ambiental es prioritaria para evitar masificaciones y daños en las dunas.

Playa de Pormenande

La Playa de Pormenande, en el concejo de El Franco, se esconde a apenas un kilómetro de A Caridá. El acceso, sencillo y bien señalizado desde la N‑634, te conduce a un aparcamiento pequeño, pegado al mismo arenal. Es una cala de dimensiones modestas —unos 190 metros de largo y unos 15 de ancho—, con forma de concha y rodeada de suaves laderas verdes. Su arena es en realidad una mezcla de grava oscura y bolos. La protección natural la aporta el islote de El Rego, al que puedes llegar caminando por un tómbolo durante la bajamar. Esta formación convierte a Pormenande en un refugio del oleaje más bravo, garantizando aguas moderadas y relativamente seguras para el baño, sobre todo en su extremo oriental.

Aunque no ostenta bandera azul, la playa cuenta con servicios básicos: aseos, duchas, papeleras, un puesto de socorrismo activo en verano y hasta un chiringuito, que ofrece bebidas frescas y algo de picoteo mientras disfrutas del paisaje. Su afluencia suele ser media, más elevada los fines de semana, sin llegar a la masificación de otras playas de la zona. El entorno, con su vegetación litoral, está considerado zona de interés ambiental dentro de la red europea ZEPA y LIC, aunque no figura como Paisaje Protegido oficialmente. Esto se nota en la fauna que recorre la orilla —gaviotas, algún cormorán, cangrejos que se esconden entre las piedras— y en la tranquilidad general del lugar.