Tazones es una parroquia del concejo de Villaviciosa, y es oficialmente uno de los pueblos más bonitos del estado. Es uno de esos pequeños pueblos pesqueros cuya economía ha girado siempre en torno al mar y a todo lo que éste tiene que ofrecer, sobretodo la pesca de marisco. Y en pocos sitios queda esto tan claro como en Tazones, que cuenta con una lonja muy antigua que aún hoy sigue activa y con una cantidad de restaurantes por metro cuadrado que supera al de habitantes, con un menú basado en lo que recogen de este precioso mar, a escasos metros de ellos.

Su puerto y su paisaje marítino se complementa con la belleza de sus barrios: San Roque y San Miguel, divididos por la carretera comarcal que use el pueblo con Villaviciosa y declarados conjunto Artístico Histórico desde el año 1991. Entre sus casas y sus calles destaca la conocida Casa de les Conches: una casa adornada totalmente de conchas muy interesante y curiosa de ver, que lleva más de cincuenta años llamando la atención de los visitantes.

En la aldea de Villar, Tazones tiene situado su faro, uno de los mejores conservados de Asturias una de piedra arenisca, de dos plantas, una inferior de 150 metros cuadrados y una superior de 50 metros cuadrados. La torre es octogonal, adosada a la fachada norte del edificio principal, construida en sillería rectangular y con ángulos achaflanados, tiene en su interior una amplia vidriera que ocupa la parte inferior de su cara norte, sobre la cual aparece una placa conmemorativa con la inscripción «Faro de Villaviciosa. Año de 1864».

Por supuesto no podemos hablar de Tazones sin mencionar que fue el primer pueblo que el emperador Carlos V vio al pisar tierra asturiana por primera vez, allá por el año 1517, hecho histórico que cumple ya más de quinientos años. Cada agosto, los vecinos del pueblo recrean la llegada del monarca. Una cita declarada como de Interés Turístico.

Además, con marea baja pueden verse perfectamente algunas huellas de dinasaurios en algún punto del pueblo. Como curiosidad, la toponimia de “Tazones”, según Xosé Llius García Arias, procede de “Stationes”, “puertos” en latín, así que está claro que este lugar lleva el mar hasta en el nombre.