En el corazón de los Picos d’Europa, en el oriente de Asturies, se encuentra un pequeño pueblo que ha resistido el paso del tiempo y ha mantenido su encanto original: Bulnes. Con una población modesta y rodeado por imponentes montañas, este rincón pintoresco es un tesoro escondido que cautiva a quienes tienen la fortuna de descubrirlo.

Bulnes, la historia de un pueblo invisible

Bulnes tiene una historia rica y fascinante que se remonta a siglos atrás. Su aislamiento geográfico, rodeado por los picos de los Picos de Europa, ha contribuido a preservar su carácter único. Antes de la construcción de un funicular en 2001, Bulnes solo era accesible a pie o a través de una ruta de montaña desafiante. Este aislamiento ha moldeado la identidad de la comunidad y ha contribuido a su resistencia cultural.

El pueblo se encuentra a unos 650 metros sobre el nivel del mar, proporcionando vistas impresionantes de los paisajes montañosos que lo rodean. Los picos nevados y los profundos valles crean una postal natural que deja a los visitantes sin aliento.

Un pueblo que conserva la arquitectura tradicional

Al pasear por las estrechas calles empedradas de Bulnes, uno se sumerge en la arquitectura tradicional asturiana. Las casas de piedra con tejados de pizarra se alinean a lo largo de las empinadas colinas, creando una imagen pintoresca que evoca la autenticidad del pasado. Los detalles artesanales, como las rejas de hierro forjado y las flores en macetas en las ventanas, añaden un toque de calidez a la atmósfera.

La iglesia parroquial, dedicada a Santa María, es un punto focal en Bulnes. Construida en el siglo XIX, presenta una arquitectura sobria, pero hermosa, que refleja la devoción de la comunidad. La plaza del pueblo, con su fuente central y bancos de piedra, es otro lugar encantador donde los residentes y visitantes se reúnen para disfrutar de la serenidad de Bulnes.

Naturaleza y senderismo en el corazón de Picos d’Europa

Bulnes es un paraíso para los amantes de la naturaleza y los entusiastas del senderismo. Rodeado por los majestuosos Picos d’Europa, el pueblo sirve como punto de partida para diversas rutas de senderismo que exploran la belleza virgen de la región. La Ruta del Cares es una de las más famosas, ofreciendo impresionantes vistas de cañones y acantilados mientras serpentea a lo largo del río Cares.

El funicular de Bulnes, inaugurado en 2001, brinda una opción más accesible para llegar al pueblo, pero muchos visitantes aún eligen la antigua ruta a pie para experimentar la autenticidad del viaje. La caminata es desafiante, pero las vistas panorámicas y la sensación de logro al llegar a Bulnes hacen que cada paso valga la pena.

Bulnes, un pueblo del que enamorarse

Bulnes, con su encanto atemporal, ofrece una escapada única en Asturies. Desde su historia arraigada en la tradición hasta la impresionante belleza natural que lo rodea, este pueblo se presenta como un destino que cautiva a quienes buscan una experiencia auténtica. Bulnes es más que un simple lugar; es un testimonio viviente de la riqueza cultural y natural de Asturies.