Ya está muy cerca uno de los días más importantes del año en toda vida de los sierenses, pero también de muchos asturianos. El 17 de julio miles de persones de diversos puntos de Asturies iran a parar a Siero para disfrutar de una fiesta, el Carmín de La Pola, que bate récords de asistentes año tras año.

La fiesta se inicia el jueves de la semana anterior con el pregón que tiene lugar, hoy en día, en el Auditorio de La Pola Siero. En la zona del parque suele instalarse el ferial. La gran romería, el Carmín, tiene lugar el lunes siguiente al Día del Carmen, con el correspondiente desfile encabezado por charangas a las cinco de la tarde desde el barrio de Les Campes hasta el «prau» de La Sobatiella. Allí transcurre la tarde con las diferentes peñas y grupos hasta que al anochecer tiene lugar la “bajada del prau” hasta el centro de Pola de Siero, donde se celebra la verbena junto al Mercado de Abastos y posteriormente en los diferentes puntos repartidos por el casco antiguo. 

Nació esta fiesta en 1695, en el que Andrés Quintanal y su mujer María García, vecinos de La Pola Siero y devotos de la Virgen del Carmen, costearon la construcción en Les Campes de una ermita dedicada a esta Virgen, formándose una Cofradía bajo la advocación del Carmelo. Cuentan las crónicas que les costó 12.000 reales, que se bendijo el 17 de Julio de ese mismo año, es decir, al día siguiente de la festividad de la patrona y se propuso celebrar la festividad el año 1696.

Estaba situada dicha ermita entre los castaños que ocupaban la actual Plaza de Les Campes, y al lado del camino que seguían los peregrinos en dirección a Santiago de Compostela. Los cofrades, que eran numerosísimos y de toda la provincia, festejaban a su patrona el domingo siguiente al 16 de Julio, si esta fecha no caía en domingo, celebrando una procesión en la que, entre otras demostraciones, se ejecutó, hasta el primer decenio de este siglo, la danza o baile de “los Danzantes”, y en la que se exhibían numerosos “Ramos”, costumbre esta que perduró hasta el año 1879.

Pero era tal la asistencia de cofrades el domingo, que fue necesario organizar una segunda fiesta el martes, día del mercado de La Pola Siero, para que pudieran festejar a su patrona los devotos del concejo. Y así, llegamos hasta el Carmín de hoy en día, una fiesta que es símbolo de los polesos y de Asturies.