La pintura y la historia del arte ha sido históricamente un lugar donde los nombres de hombres era lo común, pero, aunque menos conocidas, también hubo mujeres. Es el caso que hoy os presentamos: Julia Alcayde Montoya.

Julia Alcayde Montoya  fue una pintora asturiana que nació en Xixón el 22 de mayu de 1855, considerada como una de las mejores pintoras españolas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, que destacó por sus bodegones, floreros y escenas de caza, aunque también trabajó el paisaje y el retrato. Es una de las primeras artistas asturianas de relieve y una de las máximas representantes del bodegón burgués.

Nació en Xixón, pero siendo aún niña fue trasladada a vivir a Madrid, aunque no perdió el contacto con su tierra natal, regresando a Asturies siempre que le fue posible. Su formación artística comenzó en la capital, en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid que dirigía el profesor Manuel Ramírez. Pronto destacó por su capacidad para plasmar emociones con lápices y pincel a través de diferentes técnicas como el óleo, la acuarela o el pastel. Al mismo tiempo que desarrollaba su actividad artística mantuvo una intensa relación con destacadas figuras de la política y la cultura, entre los que destacaban los escritores Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. La gran cantidad de galardones que acumuló a lo largo de su trayectoria la convierten aún hoy en la artista asturiana que más medallas obtuvo en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.

Julia Alcayde Montoya es uno de los mejores casos de invisibilización femenina, ya que a pesar de ser una de las máximas exponentes del arte de Asturies, no tiene apenas reconocimiento.