En Inglaterra existe la figura del Derby Tup, que representa una cabra o carnero encapuchado, y participa ente grupos de adultos, o de niños, cantando los aguilandos en la Navidad de Derbyshire y Sheffield. Estas celebraciones se conocen como mummers, en la que participan también, por ejemplo, un Viejo, o una Vieja con su escoba, diaños, etc.

Se conocen datos de su presencia ya en 1845 como el Tup de Derby/carnero de Derby, el Viejo Tup/carnero, qu aparece en grupos de aguilanderos en las fechas de Navidad, Nochevieja y Año Nuevo. Podía usarse una cabeza real de cabra o carnero, o una talla de madera.

El vocablo tup, en Inglés, da nombre a los carneros, machos cabríos, que en las creencias de antiguas civilizaciones y de culturas populares además de ser divinidades, son símbolos de fertilidad, junto a las cabras, sobre todo en aquellos lugares donde, por diferentes motivos, no se podían tener toros y vacas, sustituyendo unos a otros simbólicamente según los territorios, por lo que no es de extrañar la representación en este sentido de cabrones y cabras, toros y vacas, en las mascaradas de invierno, tan relacionadas con lo “pagano” y la fertilidad venidera.

Así mismo, los ciervos se vincularon al círculo de muerte y vida, por su ciclo de renovación de la cornamenta, y en el antiguo cristianismo se vinculaba este animal a Jesucristo por su muerte y resurrección, el ciclo solar, y por la tradición, ya asegurada por Plinio en su Historia natural, de que se creía que los ciervos podían acabar con facilidad con las culebras, la maldad, la tentación según el cristianismo, y rejuvenecer con ello.

Es realmente impresionante encontrarse con representaciones de mascaradas y aguinaldos en manuscritos medievales en los que se ven danzas y los ámbitos musicales en los que participan ciervos o cabras, conejos, otros animales, y, seguramente, la Vieja, demostrando la fuerza de las tradiciones populares a pesar del paso del tiempo y las dificultades acaecidas, con las prohibiciones de la Iglesia, siempre vigilante.

No es de extrañar entonces la presencia de estos animales en las actuales mascaradas como animales totémicos, fertilizadores, maternales, anunciadores de cambios, etc.., que son un continuo de tradiciones muy antiguas que se mantienen vivas gracias a las culturas populares, con sus diversidades y adaptaciones, a pesar de las prohibiciones y persecuciones seculares de la iglesia católica y de otros poderes.