Una de las celebraciones tradicionales del otoño y que se lleva realizando en los pueblos asturianos desde hace muchos siglos es la esfoyaza. Aunque en nuestros días sea una actividad casi testimonial, cuando el maíz era uno de los principales alimentos de los asturianos, se podía ver en todos los lugares a las personas trabajando en comunidad. Este trabajo, además de suponer una labor importante para el sustento de las familias, era un motivo de encuentro, ya que tras finalizar la tarea todos se reunían para celebrar el fin del trabajo con festejos y diversos juegos.

Esta actividad tiene dos pasos, que son los siguientes:

  •  Deshojar las mazorcas. Se eliminaban casi todas las hojas, excepto dos o tres. Esas hojas serían utilizadas posteriormente con una finalidad muy importante.
  • Realizar riestras. Con las hojas que no se han eliminado, se trata de hacer una coleta con varias mazorcas. Estas riestras son las que se cuelgan en los hórreos o paneras a secar.

Hay muchas canciones que nos describen el carácter festivo de este trabajo hecho en comunidad: Al comenzar la esfoyaza nun me tiréis la panoya que toi faciendo una riestra y tengo les manes ataes.

En ocasiones, estas canciones se salían de tono y podían no gustar a las fuerzas del orden: El cantar de la panoya yá nun se puede cantar porque dicen qu’echa multa el guardia municipal.

También el cortejo tenía su espacio en estas canciones: La panoya que m’unviasti nun la quixi recibir que mio madre yá nun quier que cortexe a un mozu ruin.

Y tu, ¿has trabajado alguna vez en alguna esfoyaza?