Asturias, tierra de tradiciones arraigadas y festividades únicas, cuenta con una celebración especial durante la festividad de San Juan, conocida por la presencia de los aguilandeiros de San Xuan de Villapañada. Estos personajes, imbuidos de la rica cultura asturiana, desempeñan un papel crucial en la conmemoración de esta festividad que mezcla lo ancestral con lo contemporáneo.

Los aguilandeiros son figuras emblemáticas de la tradición asturiana. Su origen se remonta a tiempos antiguos, y su papel es el de custodios de la cultura y la magia que rodean a esta festividad.

San Xuan de Villapañada es una localidad donde esta tradición ha perdurado de manera especial. Los aguilandeiros de este pueblo se destacan por su vestimenta distintiva, con trajes y máscaras que añaden un elemento misterioso a su presencia. La música y los cánticos acompañan sus pasos, creando una atmósfera única. En San Xuan Villapañada, la comunidad se reúne para presenciar el paso de los aguilandeiros por las calles, llevando consigo la esencia de la festividad.

Enmascarados habituales en estas celebraciones de invierno como la vieja, el oso con su amo, el cura o el diablo recorren las carreteras de San Xuan en un carro tirado por un tractor. El pasacalles va realizando paradas en las casas repartidas por el valle. Tras pedir el aguinaldo con una canción y realizar algunas trastadas (especialmente por parte del oso, la representación del mal), el grupo da las gracias a los dueños de la vivienda con unos bailes a cargo de los maragatos. Como aguinaldo, reciben un tentempié que les ayuda a retomar el camino hasta la siguiente vivienda.

Más allá de los aguilandeiros

La de San Xuan de Villapañada es la primera del calendariu asturianu de mazcaraes d’iviernu. A los Aguilandeiros van a seguirlos Os Reises del Valledor, El Guirria de Ponga, Os Reises de Tormaleo, Los Sidros y La Comedia de Valdesoto y los Guilandeiros de Tinéu. Les mazcaraes d’iviernu celebraban la transición del período oscuru del invierno a la llegada de la primavera, el renacer de la vegetación, de la vida. Los ritos de les mazcaraes, antiguamente, condicionaban que las fuerzas de la naturaleza favorecieran ese tránsito, invocando la ayuda de las potencias protectores de la fertilidad. 

A lo largo de ese período tenían lugar en toda Europa toda una serie de manifestaciones festivas con personajes, rituales y formas bastante similares, con variantes según las características de cada lugar. En el caso de la Península Ibérica, se daba sobre todo en el extremo noroccidental, donde actualmente se siguen conservando con el trabajo de las y los etnógrafos.