El otoño es habitualmente el tiempo de hacer sidra, en el que recogemos y mayamos las manzanas. Mayar manzanas es una costumbre muy representativa de Asturies y que está claro que llevarla a cabo correctamente es fundamental para una buena sidra.

            Para empezar, es importante seleccionar las manzanas que pueden usarse para hacer sidra. En el caso de la sidra DOP de Asturias hablamos de casi unas 2000 variedades de manzanas, entre las que están manzanas como la amariega, la blanquita, la carrió o la verdosa. Las manzanas se meten en los “ochaos” (unas canastas que llevan unos cuarenta kilos), para saber con cuánto fruto podrá contarse. Después, existen dos formas de mayar.

            La forma tradicional, casi en extinción, en el que se echan las manzanas en un “duernu” (una especie de cuenco donde se mayan las manzanas). Mayar una manzana no es una tarea fácil, y antiguamente solía hacerse entre varios, y por gente con brazos fuertes y muy preparados para ello. Su trabajo consistía en golpear las manzanas con mucha fuerza, rapidez y en sincronía con el resto de gente para impedir que la manzana escape por los lados. Este lo hacían con un “mayu”, un mazo de madera de mango largo y cabeza ancha que machaca la manzana. Después, se echa al llagar y para que se lleve mejor, se subían encima de ello, pisándolo con unas madreñas nuevas y muy limpias.

            Sin embargo, hoy en día para mayar se usa una máquina que se llama “mayadora”, un aparato eléctrico esencial en los llagares que se encarga de ahorrar este costoso trabajo, machacando muy rápido todas las manzanas, para sacar de ellas la mejor sidra posible.