Sí, el santuario de Cuadonga tuvo un incendio en el siglo XVIII. El 17 de octubre del año 1777 el santuario de Cuadonga vivió un incendio. Se creyó que las causas de la quema fueron por un descuido de las lámparas o las candelas del interior. A través del aviso de las campanas algunos Capitulares de la Iglesia acudieron a detener el fuego, pero el resultado no fue optimo y tan solo se puedo aminorar las llamas.

La catástrofe fue impactante para instituciones de Asturies, como el Ayuntamiento de Uviéu, la Diputación o la Xunta Xeneral. Estas se implicaron y pidieron ayuda al rey, Carlos III, el cual fue sensible al problema y dictó una provisión para recaudar fondos. En diciembre de ese mismo año se ordenó por la Cámara la reedificación del santuario. Fue Carlos III quien encargó el proyecto al arquitecto Ventura Rodríguez. En el año 1778 el arquitecto se trasladó a Covadonga para observar la zona. En 1780 se presentó a la Cámara de Castilla los planos e instrucciones necesarios para la reconstrucción.

Con el tiempo las instituciones fueron diluyendo las solicitudes y en el verano de 1780 se optó por iniciar las obras pero con Manuel Reguera González. Los trabajos comenzaron en 1781 y en el año 1792 las obras se pararon. El proyecto era complejo y esto se debía a las ideas particulares de los magistrales.

Se produjo un pequeño enfrentamiento entre el arquitecto Ventura y los canónigos por el emplazamiento del santuario. Estos pretendían que se alzase en la misma cueva, pero la idea conllevaba más trabajo. Finalmente no se llevó a cabo el proyecto de Ventura Rodríguez, pero tras el empeño de los canónigos se edificó en 1820 una pequeña ermita dentro de la cueva. Entre los años 1874 a 1785 se realizó el «camarín» realizado en la misma zona, a instancia del obispo Sanz y Forés por Roberto Frasinelli.