En las fiestas patronales de muchas localidades asturianas existe la costumbre de la puya’l ramu. Esta suele realizarse terminando la misa en el pórtico de la iglesia. El encargado de la tarea, normalmente el mayordomo de la cofradía, va subastando una a una todas las rosas de pan y demás artículos que conforman el ramo entre los vecinos y asistentes a la fiesta. El dinero obtenido pasa a los fondos de la cofradía para sufragar las próximas fiestas. Está documentada desde el siglo XIV, aunque se cree que puede tener orígenes precristianos, similares al Erntedank alemán y otras festividades europeas vinculadas a las cosechas.

La puya’l ramu es sinónimo de la subasta que solía hacerse al final de las misas solemnes de las romerías asturianas pujando las roscas del ramo, acto realizado por el mayordomo de la cofradía que colocado sobre la pareina del cabildo con una rosca sostenida con la mano en alto, pide precio; precio que va creciendoo despacio, a la puya, por la concurrencia hasta que el mayordomo dice por última vez: -¿No hay quien dé más?… Tanto a la una… tanto a las dos… y tanto a las tres. Y a tal precio van vendiéndose todas las sabrosas roscas de pan con manteca que tenía el ramo y cuya ganancia engrosará los fondos de la cofradía destinados a sufragar gastos de la fiesta.

En las fiestas celebradas en honor de los santos patronos del campo -San Antonio o San Isidro- los ramos están formados por productos agropecuarios, entregados como ofrendes o ex-votos: patatas, maíz, escanda, embutidos, tocino, jamones, etc… Todo el cual va subastándose por partes.