El concejo más pequeño de Asturies, Noreña, es una tierra próspera alojada en el corazón de Siero, muy famosa por sus industrias cárnicas y chacineras, que la hacen acreedora de una gastronomía única y de excelente calidad, relacionada especialmente con los derivados del cerdo. Además, este animal es respetado e idolatrado en este concejo hasta tal punto que cuenta con su propio y gracioso monumento en el corazón de la villa condal, que es como se conoce a la villa del concejo. Las fiestas gastronómicas tienen como base, por ejemplo, los callos – que constituye el gran referente gastronómico de esta villa-, así como el adobo, la fabada o el sabadiego, embutido típico noreñense que cuenta incluso con su propia Orden. Merece la pena también dar un paseo por el casco histórico de la villa, que nos traslada a un pasado noble de palacios y casas principales. Que su tamaño no te engañe, Noreña esconde muchos tesoros, como estos:

La capilla del Ecce-Homo

La primera capilla, construida en el año 1665 y ubicada en la zona conocida como castañéu de La Soledad, fue una donación del noreñense Lucas Muñiz. Tras su destrucción en el año 1901 por un incendio, fue construida de nuevo en su ubicación actual en 1903, según el diseño original de Luís Bellido. En 1953 fue remodelada por Enrique Rodríguez Bustelo, siguiendo el modelo de las capillas rurales asturianas. Es un edificio cubierto con bóveda de cañón y un pórtico en su fachada principal. En su interior el retablo barroco, adquirido en 1948, procede de la iglesia de San Juan de Tamariz de Campos (Valladolid). En él se colocó la imagen del “Ecce-Homo” obra del escultor sevillano Gregorio Galán del Amo al igual que el trono de madera dorada de Flandes. El conjunto fue adquirido en 1955 por la Cofradía de Jesús Nazareno mediante suscripción popular.

Exposición de Zapateros en la Torre del Reloj

La Torre del Reloj se ubica a media ladera de la colina de El Rebollín, en una posición privilegiada para que su reloj fuese visto desde cualquier punto de la villa. Es una construcción del último cuarto del siglo XVII tal como lo constatan documentos del Archivo Municipal de Noreña. Tiene planta cuadrada y tres pisos, superando los 13 m. de altura. Sus muros, cuyo grosor disminuye con la altura, son de mampostería con sillares en las esquinas. Remata la cubierta, a cuatro aguas, una estructura de hierro que soporta la campana del reloj y una veleta. Servía para llamar a los vecinos a reunión, de cárcel, de reloj público, etc. El reloj actual, del año 1864, es obra de José Martínez, relojero del Excmo. Ayuntamiento de Bilbao. Su buen estado de conservación se debe a la labor de restauración del relojero José Fernández Iglesias que desde el año 1947 se encargó de su conservación. En la actualidad su hijo Victor Fernández Álvarez se encarga de su mantenimiento. En la actualidad alberga la Exposición Permanente de Zapateros, muestra de la importancia de este gremio en la historia de Noreña.

El quiosco de la música

En el año 1891 se crea en Noreña la Banda de Música Municipal, y al año siguiente, Juan Miguel de la Guardia proyectará el Quiosco de la Música que será construido por Arturo Bertrand. Al igual que hizo en el Quiosco del parque de San Francisco de Oviedo, su arquitecto desarrolló una planta octogonal con estructura de hierro y madera, cúpula de escamas de zinc y un remate en forma de aguja. La cuidada ornamentación combina roleos, motivos florales y musicales.