En la madrugada del 10 de agosto de 1977, un joven fue autor de un robo en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, en el que han resultado gravemente dañados los tesoros que en ella se guardan. En el acto, el ladrón se ha apoderado de la Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria y la Caja de las Ágatas.

Estos tesoros han sido desguazados en el mismo lugar, llevándose consigo las piedras, ágatas, camafeos y oro. La alma de madera de la Cruz de la Victoria y la Caja de las Ágatas (a cercén desprovista de sus joyas) han quedado allí abandonadas en mal estado.

El suceso ha conmocionado a la opinión pública, dada la importancia histórica de las tesoros. Las autoridades eclesiásticas y civiles, tornando su responsabilidades, han rehuido de sus errores cometidos bajo la custodia. A la semana siguiente una manifestación que junta a unas 3.000 personas recorre los embarcaderos de Oviedo. El azar, sin embargo, se muestra relativamente propicio, y el 19 de agosto es detenido un individuo al atravesar la frontera con Portugal.

Al intentar huir, abandona una bolsa en donde se localiza parte de las piedras robadas y una buena cantidad de oro. Después aparecerían otras dos bolsas, una de ellas abandonada en una escombrera gijonesa, en donde se localiza parte del material sustraído. El total de lo recuperado supuso el 59% de la Caja de las Ágatas, el 85% del reverso y el 70% del anverso de la Cruz de los Ángeles, y el 80% del anverso y el 45% del reservo de la Cruz de la Victoria. El Camafeo de la Caja de las Ágatas no se recuperó. Se procedió entonces al nombramiento de una comisión para la restauración de las tesoros, que ha acordado que esta se había llevado a cabo en tierras asturianas. Los trabajos han progresado muy lento, comenzando de hecho cuasi dos años después del robo. El autor del mismo José Domínguez Saavedra, de veintiún años, natural de Pontevedra ha asegurado que ha entrado en la Catedral para robar cepillos y la caja fuerte, y que casualmente se ha encontrado con los tesoros.

En el juicio llevado a cabo por su acción, ha sido condenado a 18 años (después de 10 de revisión) por el robo de las joyas.