Los ganaderos asturianos apuestan por unos animales «más pequeños, pero a los que se les saca mucho provecho»

Era vista con recelo por muchos hasta no hace tanto tiempo. Tanto es así que escuchar que «la fame salió de Casu cuando acabó la raza Casina» era algo habitual cuando Alfredo Armayor, natural de Caliao, participó, junto con otros ganaderos en la fundación de Aseamo, la asociación español de criadores de ganado vacuno selecto de esta raza. «Aguantó contra viento y marea», cuenta de su antecesor Ángel Rodríguez Castañón, actual secretario ejecutivo de la asociación. El desprestigio de la raza, originaria de Caso -de donde toma su nombre más popular- y los concejos del oriente asturiano, se debe a su propia morfología. «Son animales pequeños», detalla Rodríguez Castañón, quien al tiempo reconoce que «se le saca mucho provecho».

La vaca Casina tiene la capa castaña, con distintas variaciones de tonalidad y degradaciones blanco-cremosas alrededor del hocico y los ojos, en las axilas, bragadas, mamas, parte interna de zancas y periné. La cabeza es pequeña y la cornamenta, abundante. Aunque la raza sigue estando en peligro de extinción, su prestigio ha mejorado. Y los ganaderos asturianos tienen buena parte de la responsabilidad en ello. «El criador que apuesta por la Casina es porque siente la raza. Asturies es el único lugar de España en el que la carne se produce con razas autóctonas y la nuestra es, fundamentalmente, una raza de carne», valora.

Vaca casina
La vaca Casina tien la cabeza pequeña y la cornamenta abondosa. / Lluis Fanjul

«Aquí siempre apostamos por las razas propias: las protegimos y mejoramos». Es precisamente esta una de las labores en las que Aseamo centra su trabajo. La asociación, sin ánimo de lucro, se constituyó formalmente en el año 1986. Tiene como objetivo la promocion de la raza, siendo resposable de su control genético. Aunque tiene ámbito estatal, la mayor parte de sus 600 miembros están en Asturies.

En sus instalaciones de El Remediu, en Nava, llevan a cabo un programa de mantenimiento de la raza para evitar que desaparezca. «Llevamos el seguimiento de cuánto pesan los animales al nacer, cuántas veces dan a luz las madres… Hacemos el seguimiento para mejorar el pedigrí. Es un trabajo constante para que año a año los ejemplares den más carne sin modificar la raza», explica. La asociación organiza, cada año, un concurso nacional de raza casina. En él, participan habitualmente unos cuarenta de ganaderos y unos 200 animales, entre los que se escoje al mejor ejemplar teniendo en cuenta su morfología.

Aseamo Asociacion de Criadores Raza Asturiana (Aseamo)
Instalaciones de Aseamo en El Remediu. / Lluis Fanjul