El pintor Nicanor Piñole nació en Xixón en 1878 y murió en la misma ciudad cien años después. Ya en su niñez manifestó dotes para el dibujo, por lo que en 1892 se trasladó a Madrid, después de una inicial formación con Ulpiano Alonso, profesor de la Escuela de Artes y Oficios. Allí cursó estudios en la Escuela Especial de Puntura, Escultura y Grabado, y fue discípulo de Haes, Dióscoro Teófilo Puebla, Muñoz Degraín y Alejandro Ferrant.

En 1897 envió su primer cuadro (Un borracho) a una Exposición NAcional y tres años más tarde se trasladó a Roma, pasando por París. En Roma coincidió con los asturianos Sordo, Prado Norniella y Álvarez Sala. Después de esto, regresó definitivamente a Xixón en 1902, ciudad en la que permaneció hasta su muerte, con 100 años de edad. Amigo de Valle, era una persona sencilla, que en 1924 Pachín de Melás describía como «un hombre frío, silencioso, inconmovible, inalterable». Sólo salió de Xixón para exponer sus obras en Londres, París y Roma. Aunque concurrió a varias muestras nacionales, únicamente logró una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917 con su cuadro La Barraca. Acudió a las bienales de Venecia de 1930 y 1936 y participó en la Exposición de Artistas Ibéricos de 1925. En 1923 el Congreso de los Diputados le encargó un retrato de Melquíades Álvarez y en 1936 y participó en la Exposición de Artistas Ibéricos de 1925. En 1923 el Congreso de los Diputados le encargó un retrato de Melquíades Álvarez y en 1936 el Museo Nacional de Arte Contemporáneo le adquiere la obra Marineros de Gijón.

En 1936 fue nombrado fue nombrado hijo predilecto de Xixón y diez años más tarde hijo predilecto de Asturies. Fue también Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, académico de honor por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. En 1974, cuatro años antes de su muerte, se celebró una gran exposición antológica en el Museo de Arte Moderno de Madrid.

En 1989 su viuda, Enriqueta Ceñal Costales, dona al Ayuntamiento de Xixón una colección de 700 obras y objetos personales, y dos años más tarde se inaugura el Museo Nicanor Piñole en el edificio del antiguo Asilo Pola.

Sus obras, sin embargo, no tuvieron un tratamiento folclorista, tan propio del paisajismo asturiano tradicional, sino que se definieron como un problema de movimiento, de color, luz y espacio, interpretado a través de una pincelada jugosa y espontánea.