De los relatos de autores como Cicerón, Tito Livio, Verrio Flaco, Plutarco, Horacio, Varrón, Ovidio, Tácito, Dionisos de Halicarnaso, y otros, podemos vislumbrar como se festejaban las Lupercales romanas, que se llamaban así por la divinidad Lupercus, derivado de lupus, lobo, y de hircus, por el macho cabrío, al que se invocaba para la protección y la fertilidad de los rebaños.

El rito conllevaba una ceremonia que comenzaba bajo la sombra de una higuera llamada Ruminalis, y donde se sacrificaban cabras y perros. El sacerdote oficiante, con
un cuchillo manchado con la sangre del sacrificio, tocaba la frente de los luperci,
seguidores de la divinidad, momento en que tenían que reírse, y seguidamente, borraba
la mancha con un puñado de pelos del animal mojados en leche de cabra. Los luperci,
solamente vestíos con las pieles de las cabras puestas por encima de su cuerpo, corrían y
salían en procesión por el monte Palatino al tiempo que iban golpeando a la gente que
encontraran por el camino con unos látigos hechos del pellejo de las cabras sacrificadas,
sobre todo a las mujeres, que buscaban que les golpearan como rito de fecundidad y
purificación, esto se conocía como februa o februatio, por el nombre del mes. El
recorrido ya no era tan ceremonial y los luperci lo convertían en una procesión en la que
el público los animaba a dar gritos, hacer cantares y bailes como de carnaval.

Algunos autores comentan que en los tiempos del Obispo San Ambrosio, en la
segunda mitad del siglo 4, ya se pusiera la fecha del 25 de diciembre como fecha del
nacimiento de Jesús y así intentar ocultar el festejo del culto a Helios, el Sol, hermano
de Selene, la luna. Esto se dice porque existe un documento conocido como Depositio
Mártyrum filocaliana, Cronógrafo del 354, por el año, o Calendario de Filócalo, que
era una especie de listado o catálogo de mártires cristianos en el que, supuestamente,
viene la frase VIII Kal. Ian. Natus Christus in Betleem Iudae. Resulta, que no se
conserva el original y hay varias copias posteriores que fueron actualizándose hasta
nuestros días, por lo que, realmente, no se sabe cuándo se incorporó esa fecha.

Dibujo de las lupercalias, Adam Elsheimer sobre el año 1600