Según los estudios hechos desde mediados del siglo 19, parece ser que entre los festejos célticos que se celebraban en lugares como Éire alrededor de los ciclos anuales, y sus fases intermedias, estaba el conocido como Imbolc, generalmente el 1 de febrero, festejo que también está relacionado al de la irlandesa Brigit, alrededor del 2 de febrero. El mismo día, existe en la Península el festejo de Santa Brígida, y el de La Candelaria, que está mucho más extendido, y el 3 se festeja San Blas.

Imbolc era un festejo vinculado al sol y al medio tiempo entre invierno y primavera, en el que Brigit estaría presente con voz propia, aunque sean coincidentes en las fechas de celebración, representan cosas distintas, Imbolc es un tiempo y Brigit, la brillante, es una divinidad creadora también vinculada a la luna.

Entre las distintas actividades que se producen en esos festejos, están los relacionados a la entrada la primavera, la llegada de la luz, la mitad del periodo invernal, la purificación con el fuego de tierras y personas, a la fertilidad, a la curación de afecciones de garganta, a las divinidades de la tierra, a lo agrícola, a las grandes madres, etc.

En la tradición, se dice que Brigit, si hacía sol, recorría la tierra esos días para recoger leña para el invierno, por lo que barruntaban que iba a durar todavía, y si llovía, no salía porque no iba a necesitar mucha más leña, por lo que el invierno se acababa.

Entre las distintas actividades que se reúnen para recibir a Brigit, está la de dejar una cinta o pañuelo en la ventana para que al pasar por delante las “bendiga”, y que así tengan poderes de protección y curativos.

En la parroquia de Xove, en el municipio de Xixón, Asturies, al igual que en otros lugares, todavía se hacen unas rosquillas que después de benditas, se comen como remedio contra las afecciones de catarros y garganta. En otros lugares se hacen bollos, lo que enlaza al festejo de estos días al mundo agrícola de las cosechas, los cereales, el pan, la harina, la purificación con fuego de los campos, quema de hachones, hogueras, etc.

Otra leyenda de Brígida cuenta que de niña no podía comer normal, y entonces la alimentaban con leche de una vaca blanca con las orejas coloradas, que en la mitología céltica están vinculadas a animales de otros mundos. Una cosa más que conlleva el festejo de Santa Brígida, por ejemplo, en varios lugares de Cáceres, es que se tocaban las campanas para calmar los temporales. Resulta, que este tema se une a la tradición de tocar las campanas para ahuyentar al nuberu, la representación mitológica en Asturies de las tormentas, y al uso de cencerros en muchas de las máscaras y guirrios como rito de hacerlos sonar contra lo malo, que huya la maldad, incluidos los temporales, algo que también está en las manos de divinidades como Brigit o La Vieja. Datos consultables en el enlace.